Mensaje del Director:
¡Pánico en las calles! Angustia y horror en el alma. Juán y Gustavo son amigos desde la infancia. Hace años que no se ven, por distinas razones. Pero hoy han decidido encontrarse en el centro de la ciudad. Gustavo hace minutos que espera y comenzaba a impacentarse, cuando ve que su amigo apresura el paso al verlo. Olvidando el retraso y con una amplia sonrisa de alegría se funde en un apretado abrazo con su amigo Juán. Segundos después, algo ocurre. Gustavo se encuentra abrazando el aire contra su cuerpo. Juán ha desaparecido. En medio de su desconcierto lo busca por todas partes, hasta que sus pies tropiezan con unas prendas de ropa desordenadas en el suelo. Son las mismas que cubrían antes, la humanidad de su amigo Juán. Está visiblemente azorado. No sabe que hacer ni que pensar, permanece inmóvil, petrificado en el colmo de la más absoluta perplejidad. Su mente se ha bloqueado y no encuentra ni un atisbo de comprensión de lo que sucedió.
Pánico, en las alturas.
A más de doce mil pies de altura surca el aire, uno de los orgullos de la ingeniería europea. El gigantesco Airbus A-360 con su dotación pasaje y bodegas completas. Es el vuelo de los Jueves por la tarde que cubre Madrid-Stockolmo. Todo ha transcurrido sin inconvenientes, solamente restan minutos para tocar tierra. Varios pasajeros se despiden de sus ocasionales compañeros de viaje. La torre de control da sus coordenadas para el aterrizaje a la nave en vuelo. De pronto lo inexplicable ocurre en un segundo. Inesperadamente el avión pierde estabilidad y comienza a caer en picada. Una de las aeromozas que logra superar el pánico se dirige rápidamente a la cabina. Cuando traspone la puerta se queda petrificada de horror. En los asientos del Capitán y el Copiloto no hay nadie. La nave sin control ya, en medio de lamentos, llantos y gritos desgarradores, se precipita irremediablemente a su destrucción total.
Pánico en las vías del tren
En la ciudad de Kyoto una verdadera multitud espera el tren bala que se acerca a la estación. Llega retrasado, su conductor debió aumentar la velocidad para recuperar el tiempo perdido. En la sala de mando le han indicado el anden correspondiente para su detención. Está a punto de doblar la última curva antes de arribar. En la estación la multitud comienza a recoger sus pertenencias. De pronto un rugido sordo comienza a elevarse en medio de la multitud. Se oyen algunas voces entre incrédulas y horrorizadas. Alguien vocifera descompuesto ¡se va a estrellar! Una joven comienza a llorar desconsoladamente. Un anciano pregunta aunque nadie responde ¿Porqué no disminuye la velocidad? Todos los ojos están mirando como hipnotizados la figura de aluminio que se acerca a más de 400 Km por hora. En la misma vía está detenido otro tren. Como en una película de terror por las ventanillas del tren bala se observan rostros desencajados. Brazos que se elevan al cielo, pupilas llenas de espanto, desesperanza total. De pronto un impacto estremecedor, luego un silencio sepulcral.
Pánico en las noticias
Las noticias que divulgan todos los medios de comunicación son aterradoras. El mundo está en caos, nadie entiende nada, tampoco nada parece funcionar normalmente. Lo único que se extiende es el clamor y la desesperación. La gente despavorida corre de aquí para allá sin saber qué hacer. Todo es inexplicable y nadie tiene respuestas. Un hombre fuera de si pregunta a gritos ¿dónde está mi familia, donde se la llevaron? díganme por favor. Mi niña, ¿dónde está mi niña? pregunta sollozando una mujer de mediana edad. Nadie le responde. Todas las centrales telefónicas están bloqueadas, todos los noticieros solo divulgan noticias espelunuzlantes. Un helicóptero acaba de estrellarse contra un edificio de 23 pisos, el fuego comienza a salir por las ventanas. Algunos optan por arrojarse al vacío, otros gritan por ayuda a todo pulmón. Varios han perdido la capacidad de luchar y su mirada fija refleja el más completo estupor.
Pánico ¿Qué sucedió en un abrir y cerrar de ojos?
Parte de la muchedumbre comienza a caminar en círculos, otros como sonámbulos vagan sin rumbo. Los que lloran no tienen consuelo. Los que todavía buscan a sus seres queridos no los encuentran. Se ven cuerpos sin vida por todas partes que nadie recoge. Los heridos esperan por atención que pocos pueden brindar, aunque nadie reclama. Los centros de atención hospitalaria, mutualistas. clínicas y emergencias están desbordados. Muchos son mudos observadores de una realidad incomprensible. ¿Qué sucedió, porqué ocurrieron estas atrocidades en todas partes y al mismo tiempo? ¿Es que el mundo todo ha enloquecido y ya no hay esperanza? ¿Qué vamos a hacer ahora? Preguntas y más preguntas que no hallan respuestas. La capacidad de comprender está embotada, las ideas no aparecen y el horror comienza a corroer la razón. La luz del sol se oculta en el horizomte y las sombras hacen más lugubre y terrible el panorama.
Una luz de esperanza todavía brilla.
En realidad nada de esto ha ocurrido todavía, pero va a ocurrir en cualquier momento !Que es, que fué, que pasó! Simplemente estamos de alguna manera recreando, lo que va a acontecer en el futuro. Quizás no en su forma literal, no se si será como lo escribo pero si en su contenido, aterrador por sus consecuencias. Esto es, cuando se lleve a cabo el evento más espectacular en la historia de la humanidad. El rapto o arrebatamiento de la iglesia. Millones de personas de toda edad, de todos los pueblos, lenguas y naciones son quitados literalmente de este mundo. Al mismo tiempo, en un abrir y cerrar de ojos. Para encontrarnos en algún punto de este vasto espacio con el Señor JESUCRISTO, en su segunda venida. Lee por favor 1° Tesalonicenses 4-16 y 17. En la tierra otra gigantesca multitud ha sido dejada atrás. Aún con todo lo horrible que esto significa, no es lo peor, hay muchas terroríficas calamidades en el horizonte. Aun hoy brilla una esperanza. Te vas con nosotros o te quedas.¡ELIGE!