Mensaje del Director:
Como uno de nosotros. Así vivió Jesús sus días en la tierra. A semejanza de un gran grifo de agua del cual brota un torrente continuo, así es la vida. Cada gota es diferente una a la otra, tal cual cada manifestación de vida lo es para cada ser humano. Nos parecemos en muchas cosas por cuanto pasamos por idénticas situaciones, pero cada cual las vive de diferente forma. Opino que a veces solemos pensar que lo que nos sucede solo acontece personalmente, no es así. En la década de los 60 un joven músico y cantor de la Argentina, desgranaba en una de sus temas. «A mi me pasa lo mismo que a Usted» Pero por sobre todas nuestras vivencias, hubo un hombre que las experimentó todas en solo 33 años de vida. Con suprema excelencia todas las soportó sin equivocaciones, quejas o despropósito. Eso encierra en parte la promesa y significado del nombre «Emanuel» Dios con nosotros y también como uno de nosotros.
Como uno de nosotros. Se humilló.
Hoy todo el mundo conoce la palabra humildad aunque tal vez no su auténtico significado. Pero el único hombre que en realidad lo fue en esencia es Jesús. El tuvo que aprenderlo cuando abandonó su gloria y poder para constreñirse en un cuerpo humano. Literalmente se hizo carne como uno de nosotros para comprender de primera mano lo que siente un ser creado. Nadie podrá acusarle de no saber lo que siente vive sufre o padece una persona. Porque él lo experimentó primero en carne propia. Muy bien se le llama el unigénito hijo y en cuanto a su naturaleza humana el primero en todo. Bajó; se humilló, padeció murió resucitó y volvió a su lugar. Nadie como él podría hacerlo. ¿Piensas que eres humilde? La respuesta es tuya. En cuanto a mi no lo soy, no porque no lo desee sino porque no puedo. Confieso que aprenderé a serlo, recién cuando delante de su presencia experimente lo pequeño que soy delante de su Grandeza.
Como uno de nosotros, todo lo sufrió.
Podemos enumerar muchas de las cosas que Jesús tuvo que pasar en la tierra. Pero nunca; qué sintió al soportar cada una de ellas. La alegría como el dolor no son transferibles. Cada persona es la única que puede medir la profundidad y el alcance de ambas. Nadie experimenta en cabeza ajena cuando muchas veces no discierne algunas situaciones de las que vive. Un boxeador afirmaba con esa clase de sabiduría que da solo la calle «La experiencia es como ese peine que uno recibe cuando ya no tiene pelo» Por cuanto en muy contadas oportunidades las situaciones vuelven a repetirse. En cuanto a Jesús cuanto padeció nos dejó una enseñanza de lo que iba a acontecer en nuestra propia vida. Todo lo sufrió por hacerse semejante a nosotros, pero sin pecar ni una sola vez. Así mismo también sintió supremo gozo al realizarlo y ver la cosecha obtenida en su día y luego la venidera.
Como uno de nosotros. Todo para todos.
En el último aliento de vida en la cruz Jesús dijo ¡Consumado es! Todo cuanto había que hacer lo había hecho, nada más sería necesario. Rechazado, acusado injustamente, recibido burlas golpes heridas traición depresión llanto soledad y agonía. Pero también fue paciente, se mostró compasivo, sanó a muchos liberó a otros y alimentó a multitudes. Puso en sus corazones esperanza paz y alegría, todo ello en solo los 3 últimos años de su existencia terrenal. ¿Puede alguien ufanarse de realizar una majestuosa y gigantesca obra como esa? Nadie hizo nada semejante ni nadie lo hará jamás. Los años transcurridos no hacen más que engrandecer la magnitud de sus obras y lo que viene el vislumbre de su gloria. ¿Donde están los grandes del pasado y los poderosos de hoy? El que está sentado a la diestra en el trono, los observa sin ira ni acusación. Sino con una mirada llena de profundo amor.