Mensaje del Director:
Marcas de transgresión permanecen, después de obtener perdón. Nunca olvidaré la enseñanza de un padre a su hijo con un trozo de madera y una caja con clavos. Por lo general los pequeños cuando comienzan a crecer y pensar suelen mostrarse rebeldes con los mayores. El niño del relato era bastante insolente y desobediente a la autoridad de su progenitor. Cansado ya el padre del carácter del chico le regaló un trozo de madera y unos cuantos clavos. ¿Qué podía hacer con ellos? En un principio por cada mala acción debía insertar un clavo en la madera. Con desparpajo en unos pocos días le comunicó a su padre que necesitaba más clavos. Este enojado le respondió. Ya no te daré mas clavos, pero por cada buena acción puedes quitar un clavo de la madera. Nuevamente en unos pocos días el niño presento a su padre la madera que ya no tenía ningún clavo. Entonces recibió la mejor enseñanza. Como ves hijo las buenas acciones te permitieron quitar los clavos de la madera, pero sus marcas aun permanecen. Los hechos hablan siempre mejor que las palabras.
Marcas de transgresión permanecen y sus consecuencias.
Las consecuencias de hacer lo bueno siempre resultan beneficiosas, se reciba agradecimiento reconocimiento elogios y honores o no. Pero todo aquello que ocasiona un daño a alguien provoca consecuencias incalculables sea realizado con intención o sin ella. El arrepentimiento sincero y el consiguiente perdón no pueden anularlas. Puede el perdón aliviar el ánimo alicaído y la verguenza de no hacer lo correcto, pero nunca obviar el resultado. Eso es algo que debemos tener siempre presente antes de realizar cualquier acto. Uno de los principios de urbanidad y buenas maneras, es no realizar nada de lo cual tenemos que arrepentirnos luego. No somos proclives a reconocer nuestros errores, sino a presentar excusas y atenuantes y hasta en ocasiones ocultar los hechos. Aun enfrentándolos lo hecho hecho está y después no se puede remediar. Si una piedra arrojada al azar lesiona el ojo de una persona, el arrepentimiento no le devolverá la vista. La imprudencia en el manejo de un vehículo puede acabar con una vida, no existe reemplazo para eso.
Marcas de transgresión permanecen además del remordimiento.
Cuando el día luce nublado muchos afirman y parecen creerlo, hoy no ha salido el sol. Desde luego eso no es verdad. El sol como en toda jornada sale por el Este y se oculta por el Oeste. Son las nubes quienes impiden que veamos parcialmente o totalmente su luz, pero no la influencia de sus rayos. De alguna manera muchas personas hacen eso con sus culpas, intentan ocultarlas bajo un manto de aparente olvido o indiferencia. Pero siempre aparecen cuando una campana llamada conciencia martilla constantemente con su sonido trayendo a la memoria su recuerdo. Es en extremo difícil convivir con esa carga anímica negativa de aflicción que no permite solución ni consuelo. Eso acabó con la vida de Judas. Después de su traición; el remordimiento nublo su entendimiento y destruyó su esperanza. Le había fallado precisamente al único que podía librarle de su pecado. Muchos incluso creyentes viven con esa pesada carga durante su vida. Si después de reconocer el mal Judas se hubiese arrepentido a los pies de Jesús, Él lo habría perdonado. ¿Remordimiento? NO ¿Arrepentimiento? SI.
Marcas de transgresión permanecen junto a la senda por recorrer.
Hombre y mujer de este tiempo, hoy quiero recordarte las palabras de Dios, más excelentes que cualquier frase humana. Puedes leer en Isaías Cap. 1-18 «Venid ahora y estemos a cuenta: Si vuestros pecados son como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Si son rojos como el carmesí, serán como blanca lana» Deja de sufrir por cosas del pasado, no las puedes cambiar y aprende a convivir con las consecuencias. El Señor es tan misericordioso que hará que tus cargas las que fueren sean livianas de soportar y sigue adelante. No hay acto por terrible que pueda ser que Dios no pueda perdonar, excepto la ofensa al Santo Espíritu. Lo difícil lo hace fácil, lo imposible para el hombre es sencillo para Él, los milagros su tarea más natural. Jesús soportó los más cruentos golpes por ti y por mi. Y derramó su preciosa sangre para que vivamos con libertad y esperanza. No desprecies este maravilloso regalo rebajándolo a tu simple entendimiento humano. Es más sencillo de entender de lo que crees o piensas, solo decidir si confías o no. Eso es todo lo que tienes que hacer.