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De festejo en festejo
Mensaje del Director
Después de cada Navidad hay unos días en que los ánimos parecen calmarse, son esos pequeños espacios en los cuales todas las personas, cuentan lo acaecido a cada uno en su propia Navidad. Porque la Navidad no es lo mismo para todos. Para algunos es una fiesta para recordar el nacimiento de Jesús, para otros un motivo de encuentro familiar, para muchos la ocasión para festejar algo, no se sabe muy bien qué, a no ser el gasto innecesario de víveres, la ingesta descontrolada de licor, que en varias oportunidades termina en rencillas que acaban separando a personas indefinidamente.
Bajen el telón
Pero se acerca fin de año y el telón cae sobre la Navidad, hay otro motivo para la fiesta; la proximidad de un nuevo año. El que se va es un viejito encorvado que no hace mucho tiempo era aclamado y bien recibido, prometía cambiar todas las cosas y en sus días traer dicha y prosperidad. Hoy ya nadie desea que permanezca es mejor que se vaya pronto, se quiere abrazar el que viene, todo lo que es nuevo, por supuesto por un tiempo, después también se irá, es bien recibido puede ser un “feliz año nuevo”
Sueños, deseos, aspiraciones
Si los buenos deseos crearan realidades concretas, nadie carecería de lo necesario y se sentiría satisfecho. Pero el desear algo no significa lograrlo, es solamente el comienzo. Si es firme permanece, de lo contrario se diluye con el correr de los días ¿Quién no alberga un sueño en su corazón? Pero son pocos los que luego pueden concretarlo. Todo aquello que no se traduce en realidades tangibles, acaba por transformarse en decepción. Sucede que no es el año el causante de nuestras desventuras o alegrías, sino nosotros mismos.
Aflicciones
Jesucristo nos decía que en el mundo, el lugar donde vivimos tendríamos aflicciones y debemos asumir que las habrá a lo largo de toda nuestra vida, es parte de la misma, es inevitable y hay que convivir con eso, pero no todo es tristeza hay muy buenos momentos también y es nuestra opción, no dejarnos abatir por lo negativo y potenciar todas nuestras habilidades en las circunstancias favorables y canalizar nuestros esfuerzos en logros posibles, para luego ir tras los difíciles. Vivir cuesta y lo bueno cuesta mucho más.
Los pies sobre la tierra
Si queremos que el año que viene sea un buen año en todos los aspectos, haríamos bien en afirmar los pies sobre la tierra, dejar de pensar que un billete de lotería nos cambie la vida o soñar con soluciones mágicas, para comenzar a alimentarnos saludablemente, la salud es un bien adquirido, no se compra en ningún lado y después que se pierde es un proceso doloroso recuperarla y a veces no se puede.
Planes , ideas, metas
Cambiar nuestros pensamientos negativos, desechar el “no se puede” por el “puedo lograrlo” mediante planes, ideas trabajo efectivo y constante en una meta a corto y largo plazo, que incluya no lesionar intereses legítimos, tender una mano al prójimo, solidificar lazos familiares, atender el bien común, ser solidario y tolerante con la opinión ajena y descartar la avaricia, madre de muchos males.
¿Será un buen Año?
Con esto y varias cosas más en mente, al final del período, es probable que podamos decir cabalmente, este si, ha sido un buen año para mi. Recuerde, si Ud. se lo pide Dios está encantado en ayudarle, no puede encontrar mejor apoyo. En sus manos está decidir que Año Nuevo va a tener, le deseo que sea uno muy feliz.