Mensaje del Director:
Piensas antes de hablar y cometer injusticia contra terceros. En cierta ocasión una mamá desesperada concurrió a su congregación para buscar ayuda para su hijo. Cuando llegó las obreras notaron su desasosiego y se pusieron enteramente a su disposición para ayudarla en lo que fuese necesario. Con un gesto desdeñoso, las hizo a un lado bruscamente precipitándose a continuación sin llamar, en la oficina del Pastor. Desde su silla el ministro notó su presencia. Conocía demasiado bien aquella hermana, había tenido dificultades con ella antes, por su imprudencia, mal genio y no saber refrenar su lengua a tiempo. De todo se encuentra en la viña del Señor. Sobre todo, gente que no piensa antes de hablar simplemente lo hace.
Piensas en la respuesta antes de darla.
El Pastor, lenta y pausadamente levantó su mirada para fijarla en la mujer que se erguía delante suyo. Preguntó calmadamente ¿en qué puedo ayudarla hermana Sofía? Se veía claramente que Sofía hacía denodados esfuerzos por calmarse; su respiración semejaba una locomotora a todo vapor, al fin pudo controlarse algo y balbucear atropelladamente. Pastor, debe Ud. hablar con mi muchacho, ya no me obedece. Ayer quitó dinero de mi bolso para irse de juerga con sus amigos y volvió a altas horas de la madrugada. Sin dinero y hasta ebrio. Para colmo de males ya no quiere alimentarse y temo por su salud. Pastor necesito que haga algo, es mi hijo. Por favor, hable con él, a mí ya no me hace caso, pero a Ud. lo va a escuchar.
Paciencia antes que el impulso.
El Pastor Raúl, bajo la mirada un instante como buscando las palabras adecuadas para contestarle a esa angustiada madre. Cuando respondió sus palabras sonaron tristes y cansadas, aunque denotaban firmeza. Hermana Sofía en realidad no tendría inconvenientes en hablar con su hijo. De hecho, hace tiempo que deseo hacerlo, pero mucho me temo que no quiera verme. Pastor ¿porqué, no habría de querer verlo? Sabe hermana Sofía muchas veces ha hablado Ud. mal de mi delante de todos. Me ha criticado tantas veces; que ahora el muchacho, me ha perdido el respeto y no desea escucharme. Sofía estupefacta no atinó a contestar palabra alguna, casi arrastrando sus pies salió lentamente de la oficina. Su mente era un torbellino de pensamientos.
Si piensas no tendrás que arrepentirte luego.
Nadie está libre de caer en este grave y cruel error. Desacreditar injustamente la reputación de un siervo de Dios o de alguien en cualquier actividad es una falta gravísima. Cada persona depende de la misma para desarrollar eficazmente su labor y cuánto cuesta restaurar el daño cometido. Y eso cuando hay posibilidades; porque en ocasiones es irreparable. A causa de que alguien no pudo o no supo dominar su lengua. Ni detenerse a meditar siquiera en la exactitud de sus comentarios. Las palabras como las piedras no tienen vuelta y con cuanta ligereza e irresponsabilidad se abre la boca. ¿Es necesario hacer esto? En el lugar adecuado ¿no tiene cada organización elementos estatutarios como para dirimir cualquier situación incorrecta por carriles normales?
Piensas y cuenta hasta 10.
Todo siervo sabe que será examinado y criticado, en ocasiones injustamente en otras justificadamente. Pero en muchas también no ser comprendido por actuar con autoridad. ¿No piensas que es mejor, tolerar que criticar, agradecer la intención que resaltar equivocaciones o alentar antes que menospreciar? Todos sin excepción, queremos ser valorados y respetados, y vivir en un mundo mejor. Pero no tomamos en cuenta que la mejoría, debe comenzar primero en nosotros mismos. Y luego no intentar ocupar el lugar de Dios. El conoce al dedillo todas las circunstancias reales de cualquier asunto. No necesita de ayudas externas, todo lo ve y lo conoce. A su debido tiempo hará justicia según su perfecto equilibrio y sabiduría y además siempre con misericordia. Él es el más exelente juez en toda causa, simplemente aceptémoslo.